Después del fallecimiento, Ana, Emilio y Julio Marvizon Herrera, hijos del fundador, tomaron el mando de la gestión llevando a cabo obras emblemáticas como el cerramiento del Santuario de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte, todos los herrajes de la Basílica de la Virgen de la Macarena y los herrajes del Banco Central en la avenida de la Constitución de Sevilla.